miércoles, 22 de mayo de 2013

La AMEF manifiesta

Su profundo rechazo a la resolución de la Corte de Constitucionalidad del día lunes 20 de mayo de 2013, que anula la sentencia dictada por el Tribunal de Mayor Riesgo A impuesta al ex gobernante de facto José Efraín Ríos Montt imputándosele  50 años de cárcel por el delito de Genocidio y 30 años por incurrir en delitos de lesa humanidad.   

El accionar de los magistrados Héctor Hugo Pérez Aguilera (Presidente de la Corte de Constitucionalidad), Alejandro Maldonado Aguirre y Roberto Molina Barreto, obstaculiza el procedimiento para alcanzar la verdadera justicia, siendo complacientes con los sectores militares y económicos del país quienes en las últimas semanas a través de comunicados y acciones públicas que incitan a la violencia, han querido negar el genocidio vivido por el pueblo Ixil entre los años 1982 y 1983.  Su parcialidad es muestra de impunidad y de reafirmación del sexismo y racismo que impera en este país.

Nos solidarizamos con nuestros hermanos y hermanas del pueblo Ixil, quienes dieron su testimonio en el juicio, al mismo tiempo con las instituciones querellantes: Asociación para la Justicia y Reconciliación (AJR)  y el Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH).
                                                                                                                                                                                  
Recordamos que para alcanzar la paz y la reconciliación, primero es necesario hacer justicia.
Por el respeto a la dignidad del pueblo Ixil y particularmente por las mujeres ixiles violadas sexualmente durante el conflicto armado interno “Ni olvido ni silencio”.

Porque ya no pueden negarlo ¡En  Guatemala SI hubo Genocidio!

¡Basta de Impunidad! 

Guatemala, 22 de mayo 2013.

jueves, 9 de mayo de 2013

Manifiesto feminista: Resignificando la maternidad

El calendario comercial y consumista anuncia mayo.  Los centros comerciales, los restaurantes y los medios de comunicación se organizan para celebrar a las “mamás”.  Planchas, refrigeradoras, microondas, cenas, teléfonos celulares, entre otros, aparecen en oferta  para dar el mejor regalo a mamá, acompañado de un discurso que la nombra como “La reina del hogar” “La que se encarga de todo”  “La que trabaja sin descuidar su hogar” “La mujer emprendedora y soñadora”.
Dadas estas condiciones, el mes de mayo y su contexto es un  buen momento para hacer reflexión feminista sobre la maternidad.  De esa cuenta, uno de los primeros cuestionamientos es que cuando se plantea así en singular “la maternidad”, desdibuja y deja  fuera la diversidad de maternidades que muchas mujeres viven: madres solteras, madres divorciadas, madres viudas, madres  a la distancia, madres con hijos e hijas asesinados o desaparecidos, madres desplazadas, madres adoptivas, madres abuelas, madres hermanas, madres que comparten su maternidad con otras mujeres… La vivencia de las maternidades es en plural y es necesario visibilizarlo, porque, además, la maternidad sigue siendo el rol asignado que  toda mujer debe ejercer por naturaleza. 
Como lo plantea la maestra Ana Lucía Hernández Cordero, feminista guatemalteca[1],  no se trata solamente de ser madre, se exige que se sea  “buena madre”, respondiendo a los cánones sociales.  Ana Lucía caracteriza  esto de ser “buena madre” en base a tres ideas fundamentales: a) la centralidad del instinto maternal, del deseo desenfrenado y natural de querer tener hijos; b) la  maternidad como mandato de ser mujer; c) la exigencia de una “adecuada” crianza infantil. 
 
Así, una “buena madre” es la mujer que desea ser madre, que cuida y se dedica a sus hijos.  En esta misma línea de reflexión, Ana Lucía sigue apuntando: “Continúa existiendo una necesidad simbólica de “sentirse madre”, para el  reconocimiento propio y de los demás. Convertirse en madre significa un paso hacia la vida adulta.” 
Ese rol asignado de “buena madre” se centra en que las mujeres sigamos “siendo para los demás”. Las mujeres que somos madres, nos dedicamos en una proporción muchísimo mayor que los hombres al trabajo del hogar y al cuidado de los hijos e hijas.  Esto genera la “pobreza de tiempo”.  Es un concepto que está siendo introducido por Marta Lamas.  El tiempo es un indicador de bienestar y hay una marcada desigualdad en el uso del tiempo entre hombres y mujeres.
Históricamente las mujeres nos hemos hecho cargo de los cuidados del hogar, y actualmente con el ingreso a trabajos remunerados y actividades políticas, las jornadas  se han triplicado. Se ha dado una merma sustantiva del tiempo, en cantidad y calidad, que nos podríamos dedicar a nosotras mismas, al descanso, al ocio, a la formación. […] Para las madres la crianza es una actividad primaria, y éstas hacen más actividades dobles, más trabajo físico, con un horario más rígido y una responsabilidad mayor que la que tienen los padres. El cuidado de los padres se da dentro de una disponibilidad de tiempo menor, y casi siempre es una actividad secundaria, que no aligera a las madres de sus tareas de cuidado principal. Por eso las madres dedican muchísimo más tiempo al cuidado infantil, y de una manera que las limita para desempeñar otras funciones.[2]
 
El cuido de las hijas e hijos, sigue siendo naturalmente asignado a las madres como una actividad primaria. Sin embargo, muchas mujeres están redefiniendo y transgrediendo el ideal de madre, de “buena madre”, y resignificando la vivencia de sus maternidades.   
 
Desearte un FELIZ DÍA DE LA MADRE, desde la AMEF, es invitarte a cuestionar:
- ¿Cómo estás viviendo tu maternidad?
- Si tienes pareja, ¿cómo se están distribuyendo las tareas del hogar?
- ¿Cómo evalúas el indicador “tiempo”  en tu vida para favorecer tu bienestar?
- ¿Qué acciones necesitas hacer o dejar de hacer para disfrutar del descanso, el ocio, tu formación?
Guatemala, mayo 2013.



[1] A finales del mes de abril 2013, la maestra Hernández Cordero dictó la conferencia: “Maternidades en la distancia. Experiencias de guatemaltecas migrantes en España”, en la sede de FLACSO Guatemala.
[2] LAMAS, Marta (2011). Pobreza de tiempo. En Grupo Género y Macroeconomía, México: http://www.gemlac.org/nota76.asp