La lucha por la ciudadanía de las mujeres
La lucha de las mujeres por la ciudadanía se remota al siglo XIX, cuando las primeras mujeres europeas que eran propietarias de bienes lucharon por el derecho al sufragio para poder disponer por sí mismas de sus bienes. Ese primer período de la historia del sufragismo ha sido calificado por algunas personas como feminismo burgués por el carácter de clase de sus protagonistas. Fueron mujeres ilustradas y de clase media las sufragistas norteamericanas.
Este acontecimiento se enmarca en la segunda ola del feminismo, caracterizada por la reivindicación del derecho al sufragio para las mujeres, el cual fue un antecedente que dio respaldo a las luchas por el acceso al voto universal para las mujeres en diversas partes del mundo.
El movimiento sufragista en América Latina, fue diferente. Sabemos que en Guatemala la Revolución de Octubre de 1944 concedió el voto a las mujeres alfabetas en 1945. El voto universal para las guatemaltecas se consigue hasta 1965.
Si pensamos en términos de tiempo la ciudadanía de las latinoamericanas es bastante joven, pues con diferencias de fecha por país, el voto se consigue en el devenir del siglo XX. Hoy conmemoramos como guatemaltecas 45 años de haber logrado ejercer el derecho ciudadano, a elegir y ser electas, tal como lo establece la Constitución de la República.
Hoy en el siglo XXI, que algunas personas han llamado el Siglo de las Mujeres, por los avances que hemos conseguido, luchamos por la participación política plena. Eso significa no sólo el derecho a elegir, sino a ser electas, en paridad o al menos en una proporción razonable. Se ha peleado el derecho al acceso a la política, educación, salud, cultura, que es parte de la ciudadanía plena.
Sabemos que actualmente en el Congreso de la República contamos solo con 19 diputadas de las cuales únicamente 4 son mujeres indígenas sobre 158 diputaciones, de las 332 alcaldías, 6 están ocupadas por mujeres y solamente 2 por mujeres indígenas. No hay ninguna Ministra en el Gabinete. Y la participación política de las mujeres es bastante escasa.
En las comunidades rurales se considera que las mujeres no deben optar a cargos públicos y todavía tienen que solicitar la anuencia de los maridos para hacerlo. Es importante mencionar que la ciudadanía la podemos ejercer en todos los ámbitos donde participamos, puede ser en partidos políticos, comités cívicos, movimientos sociales, y espacios más cercanos como el trabajo y la casa.
Queremos hacer un tributo a todas aquellas mujeres que han contribuido y continúan aportando desde sus posibilidades a la defensa de los derechos civiles y políticos en el marco del vivir una ciudadanía plena, sustentada en un empoderamiento propio.
En este ocho de septiembre nos unimos a las demandas como parte del movimiento de mujeres:
¡Más mujeres a cargos públicos!
¡Más mujeres, mejor política!
¡Si a las cuotas y medidas afirmativas!
¡Las mujeres debemos continuar luchando por la ciudadanía plena!
Por una democracia paritaria y con equidad de género
Asociación de Mujeres para Estudios Feministas
(AMEF)
Guatemala, septiembre 2011
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